Se divisan de lejos seis aterradas figuras humanas y una cánida. Logramos alcanzarlos: tratan de evadirse de la peste, van camino del puerto. Sus rostros reflejan el dolor y la desesperación por aferrarse a sus últimas opciones de salvar la vida: tomar un navío hacia Canadá. Alguno transporta un niño inerte, ¿fallecido ya?, otros apenas tienen fuerza para tirar de si mismos. Una escuálida figura baja los brazos en señal de derrota, ¿será la próxima en fenecer? Bajo ellos, dicen, están los cuerpos que atestiguan aquella tragedia medieval.
Dublín, 27 de febreo de 2011.
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